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sábado, 9 de abril de 2011

Llamadas perdidas.

Dulce marcó el número en el teléfono. Esperó… esperó… esperó… colgó. Fue a servirse una taza de té… se la bebió y volvió marcar el número en el teléfono. Esperó… esperó… esperó… colgó. Tenía que darle esa noticia a Nelly. Dulce jamás llamaba a Nelly tantas veces seguidas y menos a esa hora. Sólo la llamaba en casos muy especiales. Y este era un caso muy especial.

Tenía que controlarse… no podía llamar a Nelly una y otra vez. Si Nelly veía tantas llamadas perdidas se asustaría, y esa no era la idea.

Dulce se acercó a la ventana mientras escuchaba el sonido de la ciudad de noche y veía las luces a lo lejos desde su departamento. Se volvió, acostó en el sillón e intentó relajarse y no pensar en Nelly ni en la noticia. Pero era difícil. El estrés de un día muy pesado había destrozado su mente dejándola en un límite de cansancio en el que sólo podía pensar en una cosa. Y eso no le ayudaba en nada.

Se quedó pensando en el teléfono. Tenía que comunicarse con su amiga, Nelly tenía que ver esas llamadas perdidas.

De pronto su mente se perdió también.

Se imaginaba a Nelly angustiada cuando se diera cuenta de que Dulce había intentado contactarla varias veces. Se concentró en la información que ella aún tenía. Divagó entre ideas, se puso a pensar en otras personas… en lo que seguramente habían querido decir y no les habían contestado el teléfono.

Pensó en parejas que querían decirse que se amaban. En padres avisándole a sus hijos que tuviesen cuidado. En mujeres colgando sonrientes después de asegurarse que a quien espoeraban iba en camino. Se imaginó personas escuchando noticias, Jóvenes transmitiendo palabras, niños escuchando historias, amigos creando sonrisas. Se imagino a alguien felicitando a otra persona por su cumpleaños. Se imagino la voz de alguien consolando a otra persona por haber perdido algo.

De pronto, en su ansiedad, se imagino que todas esas llamadas se perdían.

Pensó en una pelea que no se había podido reconciliar porque las palabras de Amor no llegaban. En padres angustiados por la hora y por sus hijos. En mujeres esperando solas a la puerta de alguna plaza o en la esquina de un callejón de los besos que se despintaba a cada segundo de espera. Se imagino personas sin saber cómo reaccionar. Jóvenes mirando al horizonte con ojos melancólicos y perdidos. Niños sin escuchar una voz querida desde lejos. Se imaginó a alguien mirando el teléfono junto a un pastel y a alguien sintiéndose sólo entre lágrimas.

¡Tenía que lograr llamar a Nelly!¡Tenía que decirle!

El cansancio comenzó a vencerla.

Cuando Dulce se estaba quedando dormida la despertó su teléfono. Vió la pantalla, ponía "Nelly". Dulce rápidamente se sentó y contestó. No quería perder esa llamada.

1 comentarios:

*Meii Vázquez* dijo...

qee curioso... justo cuando Dulce iba a contestar el teléfono... sonó el mio...

te quiero

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